Plan de Carlos Noel (II): una propuesta monumental y ambiciosa

Hablando de la estética de las ciudades, dice Aristóteles: «La ciudad es un sitio donde los hombres llevan una vida común en busca de una noble finalidad».

—Carlos Noel. Plan Orgánico para la Urbanización del Municipio, 1925.

El plan regulador de Carlos Noel fue el más destacado en su momento en toda Latinoamérica. Recibió tal nivel de aprobación a nivel mundial que fue presentado en congresos y exposiciones alrededor del planeta, y logró aprobación tanto en el Concejo Deliberante como por parte del Gobierno Nacional. Como hemos relatado en la primera parte, la propuesta de este plan orgánico suele ser recordada como un mero fetiche estético, olvidando que sentó las bases para la mayor obra de urbanización e infraestructura que tuvo la ciudad incluso hasta el día de hoy.

Habiendo ya expuesto por qué el plan de la Comisión de Estética Edilicia de la Municipalidad no era únicamente sino principalmente estético, es que en este artículo tendré como objetivo demostrar por qué las propuestas puramente estéticas del Plan de 1925, de haber sido implementadas, hubieran evitado muchos de los problemas que hoy tenemos. Las propuestas estéticas del plano urbano-paisajístico fueron realizadas en conjunto con Jean-Claude Nicolas Forestier, cofundador de la Sociedad Francesa de Arquitectos y Urbanistas y responsable del Parque de María Luisa en Sevilla, la Exposición Internacional de Barcelona, la urbanización de La Habana e innumerables proyectos en Francia.

Avenida Costanera

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Balneario de la Avenida Costanera, propuesta de J.C.N. Forestier.

Oficialmente llamado «Los Nuevos Barrios de la Ribera», este proyecto de la Comisión de Estética Edilicia junto con Forestier propone esencialmente la concreción del primer punto establecido en el proyecto de ley, basado en la «reconquista del río» en la zona comprendida entre el Puerto Nuevo y los pueblos aledaños al partido de Belgrano.

El proyecto de la Comisión de Estética Edilicia contempla la reubicación del trazado del Ferrocarril a Córdoba para la distribución de un barrio parque donde se situarán todo tipo de edificaciones, desde palacios hasta blocks de casas de renta. Para esto, propone la construcción de un murallón exterior que permite la ganancia de una vasta superficie de terrenos al río, rellenados fácilmente según los proyectos de dragado del Canal Mitre del ingeniero Canale. Llamado «La Ribera de Belgrano» (o Belgrano Beau-rivage), este nuevo barrio comprendería la construcción de un Acquarium Municipal en la rotonda de Palermo (intersección de la Avenida Costanera con la Avenida Sarmiento), la construcción del gran Restaurant Beau Rivage o Casino Municipal, el emplazamiento de una Torre Meteorológica en un malecón ribereño, y una explanada con una iglesia y una torre denominada «Belvedere».

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Anteproyecto de la ribera de Belgrano, propuesta por la Comisión de Estética Edilicia.

La avenida comenzaría en la intersección de la prolongación de la Avenida Pueyrredón con la ribera, aproximadamente donde hoy se encuentra el asentamiento de la Villa 31, elevándose en su terreno para evitar una «monótona horizontalidad» hasta su cruce con la Avenida Sarmiento en Palermo. A partir de allí, descendería progresivamente hasta el Barrio Parque de la Ribera de Belgrano para luego elevarse a la altura de la calle Pampa. El Barrio Parque se ubicaría entre las calles Monroe y Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde), y estaría circundado por una avenida similar a la de los Champs-Élysées de París. El Barrio Parque denominado «La Ribera de Palermo» estaría constituido por manzanas de 60 metros por 120, dispuestas entres hileras paralelas entre sí, intercaladas por acirates (lomos linderos de césped) de 120 metros por 20, más la intercalación de tres plazas públicas. Se pretende de esta manera una disposición de jardines internos privados que provoquen un pulmón de manzana común. En el Barrio Parque llamado «La Ribera de Belgrano» la situación es más profundizada en su cuestión higienista: se proyecta una plaza cerrada con pórticos perimetrales más una iglesia, rodeada por un bosque de encinas y ceibos que, en el perímetro del municipio, serían el comienzo de un bosque perimetral denominado «cinturón boscoso periurbano» proyectado a lo largo de una avenida de circunvalación (devenida en lo que hoy conocemos como la Avenida General Paz).

El presupuesto de la Comisión para este proyecto rondaba los 20 millones de pesos moneda nacional, sin contemplar el cálculo del entubamiento de los arroyos Maldonado, White y Saavedra puesto que, como es especificado en el informe, esto corresponde a Obras Sanitarias. Sin embargo, el informe explicita que, con un valor del m2 de 30 pesos moneda nacional, se podría lograr compensar todas las obras tras la venta de todos los terrenos de las riberas.

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Eje del barrio parque de la Ribera de Belgrano, propuesto por J.C.N. Forestier.

El proyecto de Forestier es mucho menos técnico y más sensible, debido a su carácter urbanístico y paisajístico. El arquitecto francés ambiciona la prolongación de la Avenida Costanera hasta Tigre, para que ésta sirva de comunicación con la ciudad a través del Puerto Nuevo, la Plaza Británica, la Avenida Sarmiento, los barrios ribereños y los pueblos de Olivos, San Isidro y San Fernando. Tal es la imaginación de Forestier que incluso proyecta un Acquarium «capaz de rivalizar con el de Nápoles», el mejor y más famoso de su época.

En concordancia con el contexto urbanístico del apogeo de la ideología denominada City Beautiful, la axialidad y simetrías son fundamentales en el proyecto de Forestier. Lo podemos evidenciar en el trazado de las Avenidas y las calles internas, pero sobre todo en la disposición de los edificios y en la misma vegetación planificada. No es casualidad que el arquitecto francés tome como referencia la Avenida de Champs-Élysées de París o los jardines de Versailles para el diseño de las explanadas y los acirates urbanos. Por su carácter ribereño, Forestier no solo prioriza que todas las casas puedan tener vista al río sino que también puedan disfrutar de la brisa y que, para esto, tengan el menor contacto posible con las avenidas y calles proyectadas. Por esto, dispone una serie de regulaciones respecto a la altura de las fachadas (en concordancia con los desniveles del terreno) y con el uso exclusivo de los terrenos para residencia. Esta es la primera vez que en Buenos Aires se establece de manera analítica y organizada una zonificación para el uso de la tierra que no sea referida a terrenos agropecuarios o religiosos.

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Perspectiva del plano anterior

Lamentablemente y como podemos intuir por indicios actuales, este plan no se concretó. En principio, los rellenos y entubamientos pertinentes se hicieron según lo planificado. Sin embargo, debemos recordar que en 1932 surgió el primer asentamiento precario específicamente en los terrenos que debían comenzar a lotearse para la concreción del Barrio Parque de la Ribera de Palermo, en lo que hoy conocemos como Villa 31. Las sucesivas crisis políticas no permitieron sostener este proyecto a largo plazo, y solo en algunos lugares específicos pudieron ser finalizados de manera acotada, como el famoso Barrio Parque de Palermo Chico. Sin embargo, el trazado de la Avenida Costanera se mantuvo y los terrenos fueron aprovechados para otros usos: el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery y el complejo Parque Norte, por ejemplo, se ubican donde hubieran estado las residencias del Barrio Parque de la Ribera de Belgrano.

Es imposible saber si estos terrenos hubieran podido ser adquiridos de manera legal por los primeros habitantes de la Villa Desocupación, pero es más que evidente que, de haber sido concretado, el Plan hubiera ofrecido una alternativa a lo que hoy es uno de los problemas habitacionales más graves de la ciudad. La falta del cumplimiento de una política pública de zonificación estratégica fue lo que provocó que la inmigración y migración del campo a la ciudad masivas de principios de siglo XX no pudieran establecerse plenamente en la urbe. Al momento de análisis de este Proyecto, los indicios ya existían y eran claros, y están más que explicitados junto con su solución. Como todo en este país, las castas políticas decidieron primero, ignorarlo, y luego, solucionarlo con parches como fueron las políticas populistas de Perón.

Plaza del Congreso

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Vista de las fachadas al sur de la Plaza Congreso, propuesta por la Comisión de Estética Edilicia.

Ya con modelo de Proyecto de Ordenanza, la Comisión de Estética Edilicia propone la disposición y diseño de nuevos edificios nacionales o municipales a construirse en el nuevo centro cívico formado por el eje de la Avenida de Mayo y el ya construido Palacio del Congreso.

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Plano de conjunto de la propuesta para la Plaza del Congreso por la Comisión de Estética Edilicia.

Con el fin de acortar el aspecto de la plaza, que a juicio de la comisión resulta «demasiado largo», se propone un ensanche de la parte media con el fin de formar un cuadrado ochavado de 175 metros de ancho, y en cuyo eje transversal se emplazarían dos edificios públicos de carácter monumental. De esta manera, se propone asimismo el ensanche de los espacios libres alrededor del Palacio del Congreso en las calles Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) y Combate de los Pozos, así como en las esquinas de la Avenida Entre Ríos y Callao. A este punto ya es una constante mencionar la obligatoriedad de cumplir con una altura uniforme en todas las fachadas circundantes a la Plaza, que no debía superar la correspondiente a la cornisa del ático del Congreso, situado a la cota de altitud de 58,5 m, aunque se permite una altura mayor a 7 metros adicionales en las partes correspondientes a las cuatro ochavas del cuadrado central de la plaza. Debido a que, a juicio de la comisión, los complejos jardines y el exceso de arboledas le quitaría el carácter monumental buscado en este centro cívico, se recomienda evitar la adición de dichos elementos, y así evitar obstáculos visuales que impidan la admiración del Palacio del Congreso. «Es menester, pues, que Buenos Aires tenga también sus plazas, como aquellas, donde puedan reunirse las manifestaciones del pueblo; donde puedan formar las tropas; es preciso que los espacios libres de las plazas sean realmente libres, es preciso darles el aspecto decorativo y estético que deben tener en concordancia con su nombre» explica el proyecto luego de mencionar que a nadie se le ocurriría intervenir la Plaza de la Concordia de París, la Plaza de Trafalgar de Londres o la Plaza del Popolo en Roma con jardines, conjuntos repetitivos de esculturas o con árboles que distraigan del carácter que deben tener. Para esto, la comisión trazó sin embargo una variación consciente de esta ideología donde se dispusieron dos recovas rectangulares con jardines internos que cumplirían la función de jardín público buscada por la sociedad en sus espacios cívicos, pero que no intervendrían con la monumentalidad central del Congreso.

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Propuesta de la Plaza con el Monumento a los Dos Congresos y sin éste

Quizá, de haberse cumplido esto, hoy tendríamos una plaza seca triste y aburrida, pero no nos lamentaríamos de las figuritas repetidas varias veces al año donde, a través de nuestros impuestos, debemos financiar la reposición de mobiliario urbano superfluo y de una parquización destruidos por manifestantes. La destrucción de estos elementos ya había sido contemplada por este plan, en base a las evidencias ya acontecidas en el país y en el exterior, donde despojaron a sus plazas —al menos, las que eran focos principales de manifestaciones violentas— de todo elemento que tanto impidiera el libre ejercicio de la manifestación legítima como la ilegítima destrucción del entorno urbano. El día de hoy, el discurso posterior a las manifestaciones se basa en «cómo dejaron la plaza» luego del fin de éstas, y no en los reclamos que se efectuaron (sean éstos legítimos o no). Parece que, para un sector político, las manifestaciones son legítimas sólo si no se dañó el espacio público, mientras que para otro, sólo si se destruyó lo más posible. De haberse seguido este plan, quizá el desvío de los reclamos hubiera pasado por otro plano, pero claramente el ahorro en el presupuesto que comprende reparar todos los daños que sufrió la Plaza del Congreso hasta el día de la fecha hubiera sido considerablemente grande.

Plaza Independencia y Municipalidad

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Plano de conjunto de los ejes cívico-gubernamentales de Buenos Aires, con el Palacio Municipal mirando hacia el este.

Siguiendo la operación denominada «perforaciones de la parte céntrica de la ciudad», a través de la apertura de las diagonales y de la Avenida Norte-Sur, se considera este apartado uno de los más importantes del programa. Hacia 1924, ya la Diagonal Norte había sido concluida. El Palacio de Justicia de Norbert Maillart se hallaba en su fase final, debiendo haber sido ampliado en su remate superior. La Avenida de Mayo, el otro eje con nacimiento en la Plaza de Mayo, había sido finalizado. Sin embargo, la Diagonal Sur, conocida como Avenida Presidente Julio A. Roca, todavía continuaba inconclusa (al igual que actualmente). Los tres ejes ideados por el arquitecto francés Joseph Bouvard hacia 1907 para el Centenario de la Revolución de Mayo eran la materialización estética y funcional de la ideología de los Estados modernos, ya que representaba la división de poderes pero no su aislamiento. El Eje Justicia-Ejecutivo y el Legislativo-Ejecutivo se hallaban finalizados, mientras que el que debía completar la simetría no había logrado finalizarse.

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Plano de conjunto de los ejes cívico-gubernamentales de Buenos Aires, con el Palacio Municipal mirando hacia el norte.

Por esto, la Comisión de Estética Edilicia proyectó la nueva Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires junto con su plaza denominada Independencia en el sur de la Avenida Norte-Sur (hoy Avenida 9 de Julio). Rompiendo la simetría con la Diagonal Norte, la Diagonal Sur conectaba la Plaza de Mayo con la Plaza Independencia de manera trunca para continuar el trazado original ya concretado, y justificándolo bajo el concepto de que «es aconsejable dar preferencia a una variedad de efectos o puntos de vista sobre una monótona línea recta demasiado larga». La elección del terreno para la Municipalidad no fue casual ni caprichosa tampoco: emplazar el Palacio en los terrenos dedicados a la Avenida Norte-Sur era mucho más barato puesto que estas hectáreas ya habían sido adquiridas por la Municipalidad, y no se debía expropiar ninguna manzana adicional para esto. De esta manera, se proyectaron tres variantes para la orientación del Palacio Municipal, priorizando las visuales desde la Diagonal y desde la Avenida Norte-Sur, con el emplazamiento desligado de la simetría del Palacio de Justicia.

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Detalle del croquis de propuesta para el Palacio Municipal de Buenos Aires, según la Comisión de Estética Edilicia.

La importancia de este proyecto se basa no en la mudanza de la sede del gobierno municipal hacia otro edificio más adecuado a sus funciones, sino en la revalorización del sur de la ciudad. Esto se enmarca en otro punto del proyecto orgánico, basado en la puesta en valor del casco histórico al sur de la calle Victoria. La relevancia de integrar el sur de la ciudad, ya devenido al caos habitacional por culpa de las deficientes políticas inmigratorias y el boom industrial hacia el Riachuelo, era primordial para el carácter higienista de este plan urbanístico. Podríamos trazar un paralelismo con la misma propuesta que realizó en su momento Antoni Bonet i Castellana para el barrio de San Telmo (aunque ésta era mucho más radical y comprendía la demolición total del barrio, siguiendo los pasos de su ídolo y mentor Le Corbusier). Pero el mejor paralelismo que podemos encontrar con la actualidad es el impulso que tomó la revalorización del sur de la ciudad tras la labor de la Corporación Buenos Aires Sur S.E.. El gobierno de Mauricio Macri, en los últimos años de su gestión, retomó la idea de mudar el Poder Municipal al sur, donde hoy se emplaza frente al Parque de los Patricios. No es casualidad que, en los años posteriores, los barrios de Barracas y Parque Patricios hubieran mejorado sus condiciones habitacionales y de desarrollo urbano. La integración urbana y su posterior gentrificación desarrollaron positivamente el territorio. A diferencia de otras operaciones de gentrificación, se mantuvo la estética y la identidad industrial del barrio, y éste fue el componente más relevante para el posterior progreso psicológico del proceso de gentrificación.

La idea de trasladar edificios públicos hacia zonas relegadas de la ciudad es una operación que no es nueva y que ha demostrado ser de gran ayuda para la revitalización de éstas. No es casualidad que, actualmente, la gestión de la Ciudad de Buenos Aires haya decidido seguir los consejos de los asesores de costo millonario contratados para tal fin, y hayan decidido trasladar la sede de varios ministerios hacia zonas como el Elefante Blanco o el Barrio 31. Muy probablemente, el impacto sea muy positivo. Y como todo lo que vimos anteriormente, el Plan ya lo había previsto casi un siglo atrás, intuyendo de la misma manera un fin positivo a las problemáticas que se perpetuaron e intensificaron durante dicho siglo.


¿Cuál hubiera sido el destino de estas tres obras de haber sido otro el desenlace de la crisis de 1930? Claramente, uno muy distinto. Sería naïf pretender que la crisis habitacional se hubiera solucionado solamente con la creación de los barrios ribereños en conjunción con los barrios obreros de la ciudad; así como argumentar que la psicología identitaria del sur de la ciudad hubiera cambiado si allí se hubiera emplazado la Municipalidad. Pero podemos estar de acuerdo en que el desenlace urbanístico hubiera sido otro, y que, aunque no completamente perfecto, este plan sí hubiera sentado las bases para solucionar las problemáticas que comenzaron en el siglo XX y que, finalizado el siglo y comenzado el XXI, aún siguieron vigentes.

 

 

 

 

3 comentarios sobre “Plan de Carlos Noel (II): una propuesta monumental y ambiciosa

    1. Muchas propuestas serían bastante impopulares, y otras acarrean desalojar grandes zonas residenciales tanto formales como informales. No creo que sea imposible, pero habría que considerar muchas variables económicas, políticas y sociales. De todos modos, este plan fue pensado en un contexto social y cultural muy distinto, como lo era hace cien años, por lo que no sé si sería del todo viable o exitoso. Probablemente, si hubiera sido efectuado en su totalidad en su momento, los resultados sí hubieran sido viables.

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